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Abrazando las terapias complementarias en el tratamiento del cáncer

El camino que inicia con un diagnóstico de cáncer es, sin duda, uno de los más desafiantes que una persona puede enfrentar. A pesar de los avances extraordinarios en los diferentes tratamientos para tratar la enfermedad, sabemos que su impacto y su tratamiento va mucho más allá del ámbito puramente médico.


La fatiga, las náuseas, el dolor, la ansiedad y el estrés emocional son compañeros constantes. Es aquí donde el concepto de las terapias complementarias emerge como un faro de esperanza y una herramienta fundamental para recuperar el control sobre el bienestar y la calidad de vida.


Las terapias complementarias no buscan reemplazar la ciencia médica
Las terapias complementarias no buscan reemplazar a la ciencia médica

Es vital, desde el inicio, hacer una distinción clara. Las terapias complementarias no son "alternativas". No buscan reemplazar la ciencia médica que salva vidas, sino trabajar en armonía con ella. Se trata de prácticas que, respaldadas por la evidencia, alivian los síntomas y mejoran el estado físico y mental del paciente.


Nuestra visión es que el tratamiento del cáncer no debe ser solo una batalla contra la enfermedad misma, sino un enfoque integral que cuide de la persona en su totalidad, restaurando su energía, calma y fortaleza. En esta visión próspera, la medicina convencional y las terapias complementarias coexisten y se potencian mutuamente.


La evidencia científica que respalda la efectividad de estas terapias es cada vez más sólida. Por ejemplo, estudios publicados en revistas oncológicas han demostrado que la acupuntura es un método seguro y eficaz para aliviar las náuseas y el vómito inducidos por la quimioterapia. Asimismo, se ha comprobado que el masaje terapéutico, cuando es realizado por un especialista calificado, puede reducir significativamente los niveles de dolor, ansiedad y estrés en pacientes oncológicos.


No se trata de un simple capricho, sino de intervenciones que han demostrado, a través de rigurosos ensayos clínicos, un impacto tangible en el bienestar del paciente.


Más allá del alivio de síntomas específicos, las terapias de mente y cuerpo, como la meditación, el yoga y el mindfulness, han mostrado ser herramientas poderosas. La literatura médica indica que la práctica regular de estas disciplinas puede ayudar a los pacientes a gestionar la ansiedad, mejorar la calidad del sueño y fortalecer su resiliencia emocional.


Así como, una nutrición especializada no solo ayuda a mantener el peso y la fuerza durante el tratamiento, sino que también es un pilar fundamental para la recuperación y la prevención de futuras enfermedades. Esta recomendación es para que cada paciente hable con su equipo médico y les permitan explorar estas opciones, buscando siempre profesionales que estén certificados y que entiendan las complejidades del tratamiento oncológico.


La importancia de estas terapias radica en que nos permiten ir más allá de la estadística de supervivencia y centrarnos en cómo vivimos a través del proceso. La batalla contra el cáncer es un maratón, no una carrera.


Las terapias complementarias son el entrenamiento invisible que mejora nuestra resistencia, nuestro ánimo y nuestra capacidad para recuperarnos. No tienen que verse como un lujo, sino como una parte fundamental de una estrategia integral. Abrazar estas prácticas es tomar un rol activo en el propio proceso de sanación, es decir, no solo vamos a luchar contra el cáncer, sino que vamos a vivir bien, a pesar de él.

 
 
 

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